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CHESSY

Escalando el muro. Cómo jugar la Berlinesa con blancas y con negras.

Como jugar la berlinesa con blancas y negras
En esta ocasión, os ofrecemos como ejemplo, el prólogo del libro Escalando el muro. Cómo jugar la Berlinesa con blancas y con negras, del maestro internacional Luis J. Bernal.

Además, podéis descargar un ejemplo del libro pinchando en este enlace o en el apartado de ejemplo de la ficha del libro.

 

PRÓLOGO DEL AUTOR

Mi compañero de equipo observaba con una mezcla de lástima e incomprensión mi análisis de una de las variantes críticas del final, mientras nuestras hijas jugaban sin hacer mucho caso a un episodio de la serie infantil Peppa Pig. Por un momento nuestras miradas se desviaron a la TV para contemplar cómo Mummy Pig caía por una zarza desde lo alto de una escalera, a la que había subido para alcanzar las mejores moras. Un matorral tupido, lleno de espinas dispuestas a clavarse en los incautos que se acercan a él sin la debida precaución: sin duda, es una buena imagen para describir el estudio de las aperturas en la era de los ordenadores.

 

El embrión del libro consistía en unas cincuenta páginas de análisis de Berlinesas jugadas por Carlsen, actualizadas a diciembre de 2015. A finales de marzo de 2016 recibí una llamada de mi editor, Alfonso Romero Holmes, dándome el visto bueno para ampliar la investigación más allá de la práctica del campeón del mundo, cubriendo la práctica de otros GM de élite y las líneas secundarias que el aficionado puede encontrar con frecuencia en sus partidas.

 

En primer lugar debemos subir a lo más alto de la zarza para considerar el final de la Berlinesa. Las partidas del match Carlsen–Anand de 2014 me habían permitido redactar una primera versión de los capítulos 14, 16, 17 y 19, pero el análisis de la partida Adams-Eljanov, Wijk aan Zee 2016 supuso un cambio total en la concepción del libro:

1 e4 e5 2 Cf3 Cc6 3 Ab5 Cf6 4 0–0 Cxe4 5 d4 Cd6 6 Axc6 dxc6 7 dxe5 Cf5 8 Dxd8+ Rxd8 9 h3 Ae7

Esta línea no parecía demasiado importante y mi primer impulso fue marginarla a una pequeña mención o como mucho dedicarle una partida instructiva, pero Eljanov también jugó así contra Vachier Lagrave en el Norway Chess (Partida 14) y en varias partidas más del último año, lo que me obligó a tomarla en consideración.

 

10 Td1+ Re8 11 g4

 

El alfil corta la retirada al caballo, que se ve obligado a un cambio en principio no del todo deseable.

 

11 … Ch4 12 Cxh4 Axh4 13 Cc3

Aquí Eljanov nos muestra su idea. En vez de esperar satisfecho tras su sólida posición decide romper la estructura rival…

 

13 … h5! 14 f3 f5! 15 exf6 gxf6 16 Ce2 Rf7 con juego complicado

 

Podrías pensar que el negro ha montado este follón para abrir juego a su par de alfiles, pero la idea principal es crear una posición cómoda para el rey en f7, desde donde no estorba la coordinación de sus piezas. El juego negro en esta partida es tan interesante que decidí dedicarle un capítulo entero (el número 15) a 9 … Ae7, el que he llamado Repertorio de Eljanov.

 

Te propongo un pequeño experimento: introduce la posición del diagrama anterior en tu módulo de análisis favorito, editándola de modo que al negro se le permita enrocarse. Después de unos minutos verás en la pantalla de tu ordenador dos alternativas al plan de Eljanov: una es 13 … 0-0, para seguir con Te8 o f6 y la otra 13 … h5 14 f3 Ad7 y 15 … 0-0-0. Sé que no debería fiarme del todo de la opinión de Stockfish o de Komodo, pero podemos deducir un principio básico en el final de la Berlinesa:

 

EL ÚNICO PROBLEMA SERIO DEL NEGRO ES LA POSICIÓN DE SU REY

 

Desde este punto de vista se entienden mucho mejor los capítulos finales del libro. En las líneas de la Variante Almasi-Kramnik (Capítulo 19) el rey negro llega a b7 y la posición negra es confortable si su rival no consigue cambiar el alfil de casillas blancas o al menos crear amenazas serias con el avance de su mayoría, mientras que en el resto el rey permanece en e8, voluntariamente o forzado por un jaque en d1, y entonces hay que buscarle un lugar seguro en f7 o aceptar cambios de piezas como en la Variante de Bloqueo (Capítulo 16), con la esperanza de que esté bien situado deteniendo al “candidato” de e5. En esta última línea, la de reputación más sólida según la teoría, te recomiendo que analices con cuidado las ideas de la Partida 16 (Vachier Lagrave-Carlsen, Norway Chess 2016).

 

La élite mundial, encabezada por su flamante campeón, está abandonando los esfuerzos por conseguir ventaja en el final típico de la Berlinesa, buscando posiciones nuevas en el laberinto del anti-Berlín con 4 d3 (un sistema en sí mismo) Esto se traduce en un flujo constante de ideas: el plan de Caruana y Wei Yi con enroques opuestos después de 4 d3 Ac5 5 Axc6 bxc6 (Capítulo 4 y Partida 2), la confirmación de que 4 d3 Ac5 4 0-0 Cd4! (Capítulo 5) es un buen método para evitar los planes de Carlsen con Axc6 después de …d6, nuevos esfuerzos de Anand, Vachier Lagrave, Giri o Kramnik que me obligaron a reescribir por completo el Capítulo 7 (4 d3 Ac5 5 c3 0-0 6 0-0 d6) o la variante atómica 4 d3 Ac5 5 c3 d5!?, que a falta de más pruebas prácticas da excelentes opciones de igualdad al negro.

 

Las líneas de los capítulos 8 a 12, aun siendo inferiores al final y al Anti-Berlín, también mostraron sus espinas. Bareev, segundo de Kramnik en el famoso matchde 2000, defiende en el excelente libro From London to Elista (New in Chess, 2007) que las variantes secundarias son inferiores, llevan a un juego sin contenido y si no están refutadas lo estarán con un sencillo análisis. Confiado en su opinión y en mi buena suerte, afronté con optimismo el análisis de las líneas que encontrarás en los capítulos 9, 10, 11 y 12, pensando que no me llevarían mucho tiempo. Para mi sorpresa, las dudosas posiciones que siguen a 5 d4 a6?! (Capítulo 9) y a 5 d4 Cd6 6 Axc6 bxc6 7 dxe5 Cxe4 (Capítulo 12) aguantaban mal que bien mis embates, y las en teoría blandas líneas del Capítulo 11 creaban al defensor problemas no muy graves, pero casi imposibles de solucionar sin preparación previa; un buen ejemplo de esto es la Partida 11, en la que el mismísimo Kramnik no es capaz de igualar tras una novedad aparentemente inofensiva de su rival. De estos capítulos sacamos una importante lección: objetivamente Bareev puede tener razón, pero a veces los grandes maestros analizan una de estas variantes inferiores para una sola partida, con la esperanza de pillar en un renuncio al rival que no las ha analizado con el mismo cuidado; es la que podríamos llamar Estrategia Cassius Clay (golpeo y me voy de inmediato).

 

No es el caso de la supersólida y un poco aburrida variante 4 0-0 Cxe4 5 Te1, en la que el blanco juega para una posición simétrica con mínima ventaja, o de la venerable variante 5 d4 Ae7, que bautizaremos en el Capítulo 10 como Berlín Antiguo, quizá sin la solidez teórica de 5 … Cd6 pero perfectamente jugable. Para el estudio de esta última seguiremos una táctica muy útil en el entrenamiento de las aperturas: nos haremos amigos de los fuertes Grandes Maestros Vladimir Malakhov y Viktor Erdos y construiremos un repertorio coherente siguiendo sus partidas.

 

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He vivido varios meses en el corazón del zarzal berlinés, con espinas clavadas hasta en el alma, pero a cambio he conseguido enterarme de lo que ocurría en una defensa ajena a mi repertorio y hasta a mi temperamento ajedrecístico, e incluso he llegado a amarla tanto como la odiaba, aunque no sea alegre como la mujer que enloquecía al poeta maldito. No en vano me dirijo a ti en primera persona, amigo lector: confío en que puedas hacer tuya la apertura y me ayudes a evolucionar el libro, una vez apartadas de tu camino las espinas más peligrosas.

 

Llega ya el momento de dejar que mis análisis hablen por mí… Además de a las musas (espirituales, o corpóreas como la Letrista de Boleros) y a ti, lector y en cierto modo coautor, quisiera agradecer su colaboración al Maestro Fide Marcos Rodríguez Fontecha, que revisó las pruebas del libro sobre Carlsen y me ayudó a analizar un par de posiciones críticas, al MI (Maestro de Inglés) Juan Carlos Fernández, siempre dispuesto a traducir algunos documentos delicados, al Gran Maestro por correspondencia Carlos Rodríguez Amezqueta, que me ha servido de guía para adentrarme en el pequeño y complejo mundo de su especialidad, a mi padre, que me ayudó con una revisión de última hora y, por encima de todos, a mi hija, la pequeña Mar: el cerebro humano necesita descansar después de varios días trabajando en un mundo tan abstracto como el ajedrez, y no conozco mejor método para ello que la llamada concreta y perentoria de una niña de cuatro años.

 

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